miércoles, 4 de diciembre de 2013
¿Qué podemos hacer respecto a nuestros hermanos santeros?
(Para entender esta pregunta lee primero este enlace http://padrechulalo.blogspot.com/2013/12/santa-barbara-o-chango-que-es-la.html)
Padre, bendición. Qué debemos hacer si vemos a un santero (de esos todo vestido de blanco con pulseras y demás) en una misa católica? debemos corregirle fraternalmente, orar o que debemos hacer? gracias.
Dos te bendiga Ricardo Herrera
1. TOLERANCIA DENTRO DEL RESPETO MUTUO
En Venezuela existe libertad de culto, y siempre que ellos respeten nuestra fe, nuestros templos, las normas de convivencia ciudadana, tenemos que practicar la tolerancia.
2. ACOGIDA CON CLARIDAD:
Orar por ellos siempre, por supuesto. Pero no creo que sea conveniente abordar a un santero para "corregirlo directamente" ni antes ni después, al menos que la persona sea tan allegada a nosotros que no vea nuestra corrección como un abordaje irrespetuoso sino como una sugerencia de alguien que lo ama. La reacción más normal si lo hacemos a un desconocido es que se suscite una discusión o una situación incómoda y perdamos para siempre a alguien que simplemente está confundido o no conoce a profundidad a Jesucristo y la fe católica.
Este es mi método: Nuestras misas debieran ser tan apasionantes y acogedoras que a la gente le provoque volver, entonces, el conocimiento de la fe puede llegar progresivamente a través de una predicación clara, sin medias tintas pero al mismo tiempo con sabor, con buen humor, de modo que la gente se sienta aludida y hasta corregida pero feliz.
3. FORMACIÓN:
El primer problema en nuestra Iglesia Católica es el analfabetismo religioso. Los católicos, en términos generales conocen poco su fe. El segundo problema es la confusión de los medianamente formados en la fe. Puesto que la Santería tiene en sus altares santos católicos, piensan que esta es compatible con su fe católica. Por lo tanto, la principal labor consiste en aprovechar los medios como este y los espacios de formación: Catequesis de Primera Comunión, Confirmación y grupos de apostolado para educar en la fe. Respetando las creencias ajenas tiene que quedar claro que no se puede ser santero y Católico al mismo tiempo. La labor principal le corresponde al sacerdote.
4. CONTRADICCIÓN BÍBLICA:
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento la Biblia ha considerado las prácticas mágicas y adivinatorias como contrarias a la fe: “Que no haya en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo y a su hija por el fuego, que no haya adivinos, ni nadie que consulte a los astros, ni hechiceros, que no se halle nadie que practique encantamientos o consulte a los espíritus. Porque Yavé aborrece a los que hacen estas cosas y precisamente por esa razón los expulsa delante de ti. Te portarás bien en todo con Yavé tu Dios.” (Dt 18, 10-13)
“Muchos de los que habían creído venían a confesar y revelar todo lo que habían hecho. Y no pocos de los que habían practicado la magia, juntaron sus libros y los quemaron todos. Calculado el precio de los libros, se estimó en 50.000 monedas de plata. Así, pues, la fe en Dios manifestaba su poder, se extendía y se robustecía” (Hechos 19,18-19)
5. CONTRADICCIÓN CON LA DOCTRINA CATÓLICA:
En los números 2116 y 2117 del Catecismo de la Iglesia católica se lee: “Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (Dt 18,10; Jr 29,8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a los “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclado de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.”
“Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las cuales se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo (aunque sea para procurar la salud), son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la invocación de potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.”
También alerta el catecismo en el número 2111, contra la actitud supersticiosa que se puede producir en el seno mismo de la Iglesia Católica al entenderse mal el sentido de los sacramentos y de otros ritos oficiales:
“La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que le damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo mágica a ciertas prácticas, por otra parte legítimas y necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición.” (Cfr. Mt 23, 16-22)