En hebreo la palabra Carmen significa Jardín, viña, huerta... y la partícula EL, significa Dios. CARMEN-El-O, significa "Jardín de Dios". El Monte Carmelo es el nombre de una montaña en Tierra Santa, a orillas del Mar Mediterraneo, cercana a Nazareth, la tierra donde Jesús se crió. En esa montaña, el profeta Elías retó a los brujos de su época, según la Biblia, en Primer libro de Reyes capítulo 18, demostrándoles por un milagro, quien era el único Dios verdadero.
El Monte Carmelo, se conoce como la montaña de la fertilidad, porque aún cuando su tierra es muy seca, apenas caen unas gotas de lluvia, se cubre de hierbas y de florecillas silvestres. Por esa razón algunas mujeres musulmanas, cristianas y judías, suben al Monte Carmelo a pedirle a Dios el don de la fertilidad.
Más de 10 siglos después del nacimiento de Cristo, algunos hombres que habían conquistado ciertos lugares de Tierra Santa por la fuerza, decidieron abandonar su estilo de vida y consagrarse a Dios. Se establecieron en esa montaña, edificando conventos de piedra para vivir del trabajo de sus manos, en obediencia, pobreza, castidad, oración y viviendo en obsequio de Jesucristo. Ellos vestían un traje marrón (color carmelo) como los pobres de su época, y adoptaron el nombre de "Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo", se conocen hasta hoy como "Carmelitas"
En un tiempo en el cual existía el peligro de que la Orden de los Carmelitas se extinguieran, pidieron auxilio a Dios y la Virgen María se le reveló al superior de la Orden, Simón Stock, mostrándole una especie de ruana marrón o "tilma" que cubría el pecho y las espaldas (escápulas), de donde viene el nombre de "Escapulario", símbolo de protección, inicialmente de los embates naturales, pero más que todo, símbolo de la ternura con la cual una madre arropa a su hijo. Después de esta revelación, la Orden siguió creciendo y ahora subsiste en los Carmelitas y las Carmelitas de la antigua observancia y en los Carmelitas y las Carmelitas Descalzos(as) o Teresianos, reformados por santa Teresa de Jesús de Ávila en España junto con San Juan de la Cruz en el siglo XVI. Por 17 años pertenecí a esta reforma, antes de ser sacerdote diocesano.
Esta tela marrón se fue reduciendo a su mínima expresión en el uso de la mayoría de los fieles para convertirse en esos cuadritos marrones que van por delante y por detrás del cuerpo, para recordarnos que hay una madre que nos ama, nos protege e intercede por nosotros ante su hijo Jesucristo como lo hizo según la Biblia en las bodas de Caná (Juan capítulo 2)
