INTRODUCCIÓN GENERAL A LA BIBLIA
1. BYBLOS: La palabra de origen griego
significa "LOS LIBROS". La Biblia es una biblioteca
2. TRADUCCIÓN: Busca una traducción fácil de
entender. Te sugiero la Biblia "Latinoamérica" adaptada al lenguaje
del español latinoamericano. Hay versiones de distintos formatos y tamaños de
letras
3. CANON: Significa colección, en este caso la palabra se refiere a la
cantidad de libros de una Biblia. Revisa si tu Biblia es católica (Lee el
índice). La versión católica es la más completa, tiene 73 libros que incluyen: Tobías, Judhit, Baruc, Sabiduría, Sirácides
(o Eclesiástico), Macabeos I y Macabeos II. Además tiene la firma de un
Obispo y las palabras "Imprimatur" (puede imprimirse) o Nihil Obstat
(no hay obstáculo para su reproducción) en las primeras páginas
4. CAPÍTULOS Y VERSÍCULOS Para ubicar con facilidad un trozo de la Biblia, su contenido se ha
dividido en capítulos y versículos. Si observas algún libro de la Biblia lo
encontrarás seccionado en trozos presididos por un número grande que llamamos
capítulo. Esos trozos grandes están seccionados a su vez en otros trozos
presididos por un número más pequeño que llamamos versículo. La Biblia se cita
casi siempre con una abreviatura que indica el nombre del libro, luego un
número que indica el capítulo, una coma (en grupos no católicos se utilizan dos
puntos) y finalmente el versículo o los versículos.
Mateo capítulo 6 versículo 34; Fil 4,12-13 significa Filipenses capítulo 4, versículos del 12 al 13. Si aparece un número antes del nombre del libro significa que existe más de un libro con ese nombre: 2 Re, significa segundo libro de Reyes. Cuando un versículo es muy grande la cita puede ser: Gen 2,4b que significa Génesis capítulo 2, segunda parte del versículo 4. El salmo más largo es el 119, el más corto el 117. El versículo más corto es Juan 11,35: “Y Jesús lloró”.
La versión en idioma hebreo de la Biblia considera como dos
salmos un trozo que la traducción en griego y latín de la Biblia considera uno
sólo, el Salmo 9. Por eso en la Biblia latinoamericana a partir del
salmo 10 aparecen dos números. SALMO 10 (9). El número fuera del
paréntesis equivale a la división hebrea y el del paréntesis a la división
griega y latina. Los Salmos que se leen en la misa equivalen a la numeración
entre paréntesis.
No siempre tuvo la Biblia esta división. Los
capítulos los introdujo Esteban Langton canciller de la universidad de París y
luego obispo de Cantorbery en el siglo XII. Los versículos fueron incluidos por
Robert Sthephanus en 1551 en una edición bilingüe en griego y en latín.
El A.T. tiene 1075 capítulos, el N.T. 260, para un
total de 1335 capítulos. A razón de cuatro capítulos por día la Biblia se puede
leer en menos de un año. Sin embargo, es mejor leérsela saboreándola e incluso
vivir un versículo clave, por pequeño que sea, que leérsela toda como quien
quiere terminar con la tarea.
5. INSPIRACIÓN y DE LA INERRANCIA A LA VERDAD DE LA BIBLIA
Se establece el hecho de la inspiración y de la verdad
de la Sagrada Escritura. Constitución Dei Verbum
11. Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. la santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que Él quería. Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, LA VERDAD que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación. Así, pues, "toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda obra buena" (2 Tim., 3,16-17)
11. Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. la santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que Él quería. Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, LA VERDAD que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación. Así, pues, "toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda obra buena" (2 Tim., 3,16-17)
La
Biblia no se escribió para dar enseñanzas científicas sino para enseñarnos a
vivir como hijos de Dios, por eso la Biblia no entra en contradicción con la
ciencia porque tiene una finalidad distinta. Para verdades científicas están
las enciclopedias antes se hablaba de inerrancia bíblica: se suponía que la
Biblia no tenía ningún tipo de error, ahora se habla de la verdad de la Biblia,
para hacer referencia a una verdad
CRITERIOS
DE INTERPRETACIÓN
Muchos
de estos criterios razonables mínimos aparecen en la Constitución Dogmática
“Dei Verbum”, Capítulo III del Concilio Vaticano II.
6. PRIMACÍA DEL
NUEVO TESTAMENTO SOBRE EL ANTIGUO TESTAMENTO.
Para
nosotros los cristianos, tiene más importancia el Nuevo Testamento que el
Antiguo Testamento. El N.T. le da al A.T. su forma definitiva, su plenitud (Mateo 5,17; Hebreos 1,1). Muchos usos y costumbres religiosas
de tiempos antiguos perdieron su razón de ser con la llegada de Cristo (Mateo 5,21-48).
“Estos alimentos, bebidas y diferentes clases
de purificación por el agua no son más que ritos de hombres, que debían ser
observados hasta el tiempo en que todo sería reformado” (Heb 9,10). “Se nos habla de una Alianza Nueva; vale decir que la primera pasó a ser
anticuada, y lo que es anticuado y viejo está próximo a desaparecer.” ( Hebreos 8,13) “Por eso Cristo es el mediador de un Nuevo Testamento o Alianza.” (Hebreos 9,15)
Los
cristianos amamos toda la Biblia, pero nos regimos por el Nuevo Testamento. Por
ejemplo, en el Antiguo Testamento Levítico
11 del 1-7 dice que hay alimentos "puros" (que se pueden comer) e
"impuros" (que no se pueden comer); en el Nuevo Testamento Jesucristo
declaró que todos los alimentos son puros: Marcos
7, 17-20. Para saber cuáles preceptos fueron desechados, hay que empezar
por el Nuevo Testamento, que además nos presenta una imagen más amorosa de
Dios. Se puede hablar de una REVELACIÓN
PROGRESIVA: Éxodo 20, 5; Ezequiel 18,19-20; 1 Juan 4,8 y Lucas todo el
capítulo 15
7. CRITERIO DE
UNIDAD DE LA PALABRA DE DIOS.
Es
necesario tener en cuenta el criterio de unidad de la Biblia Cuando se estudia
un tema específico, no se pueden usar pasajes aislados, marginando a otros
pasajes sobre el mismo tema que puedan complementar, matizar y equilibrar la
idea de los pasajes aislados: Muchos textos sólo alcanzan un sentido completo (revelación progresiva) cuando se
comparan o confrontan con otros que tratan sobre el mismo tema. Éxodo 20,4-5; Éxodo 25,10 al 22; Josué
3,14-16; Josué 7,6; Colosenses 1,15
8. ATENCIÓN A LOS “GÉNEROS LITERARIOS.”
En
la Biblia hay distintas formas de expresión escrita (géneros literarios), que
incluyen relatos históricos, poesías, leyendas, mitos, oraciones, leyes,
refranes, cartas, etc. Sería inadecuado por ejemplo, darle un sentido de
"verdad histórica" a un relato simbólico o mitológico. Hoy los
expertos católicos señalan que los 11 primeros capítulos del primer libro de la
Biblia (Génesis: Adán y Eva, Caín y Abel, el Arca de Noé, la Torre de Babel)
tienen un sentido más mitológico que histórico (Pontificia Comisión Bíblica: DS
3373 -3519. Citado por D. Fernández. El Pecado Original. Mito o Realidad.
Valencia 1973)
9. ATENCIÓN AL CONTEXTO HISTÓRICO DEL ESCRITOR Y
DE SUS DESTINATARIOS.
El
escritor y los destinatarios más directos de los escritos bíblicos no eran
ajenos a los condicionamientos culturales de su época. Por eso es conveniente
conocer, por lo menos mínimamente, el contexto histórico, político,
cultural y económico de los escritos bíblicos para
entender mejor muchas de sus afirmaciones. El último libro de la Biblia, (El
Apocalipsis) se escribió en un contexto sangriento (la persecución del
emperador Domiciano) y bajo pena de ser censurado, por eso es sumamente
simbólico. El imperio romano y sus dirigentes se encuentran personificados en
Bestias horribles, pero se anuncia la victoria definitiva de Cristo sobre el
mal. Para entender el contexto, las traducciones católicas actuales, tienen
introducciones y notas de página que explican el contexto.
10. RECURSO DE LA TRADICIÓN
Los
veintiún siglos que nos unen a los primeros cristianos, están enriquecidos por
la experiencia de las comunidades cristianas y de hombres y mujeres inspirados
por Dios que iluminan a la Iglesia con su doctrina. Muchos documentos, algunos
contemporáneos del Nuevo Testamento, nos trasmiten fielmente ritos, costumbres,
modos de vivir y de predicar de las comunidades cristianas desde sus inicios.
Algunos fueron recibidos primero en forma oral: “Los apóstoles comunicando lo que ellos mismos han recibido, amonestan
a los fieles que conserven las tradiciones [1] que han aprendido de palabra o por escrito
(2 Tesalonicenses 2,15)” 1 Corintios 11,2; 11,23; II
Tesalonicenses 3,6; II Juan 12; III Juan 12.)
“Esta
Tradición, que deriva de los apóstoles, progresa en la Iglesia con la
asistencia del Espíritu Santo.” [2]
(Juan 16,13). Estos aportes son
discernidos por el Magisterio “a quienes particularmente compete no apagar el
Espíritu, sino probarlo todo y quedarse con lo bueno.” (1
Tesalonicenses 5, 19-21) [3]
La Tradición no va nunca en contra de la palabra escrita, pues ambas proceden
de la misma fuente.
Poseemos
por ejemplo la Didaché, catecismo
cristiano del siglo I, que nos menciona el bautismo por aspersión y la
celebración de la Eucaristía: “Si no hay agua viva (corriente), derrama agua en
la cabeza tres veces en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
(7,3) “Reunidos el día del Señor,
partan el pan después de haber confesado sus pecados para que su sacrificio sea
puro.
Sobre
la manera de celebrar la eucaristía, nos habla San Justino mártir en el año
165: “El día llamado del Sol nos
reunimos en un mismo lugar; se leen los comentarios de los apóstoles o de
algunos de los profetas; luego, el que preside, exhorta y amonesta; se trae pan
y vino; sobre ellos, el que preside eleva la acción de gracias; ese alimento
sobre el cual se ha pronunciado la acción de gracias es la carne y la sangre de
Jesús, el Hijo de Dios encarnado; seguidamente tiene lugar la distribución de
esos dones a cada uno de los presentes; los diáconos los llevan a los ausentes
y los que tienen bienes en abundancia ponen a disposición del que preside, lo
que les parece bien.” (Apología, Cap. 66)
Sobre
la sucesión apostólica escribe San Clemente de Roma, año 96 d.C.: “Los
apóstoles, para que continuase después de su muerte la misión a ellos confiada,
encargaron mediante una especie de testamento a sus colaboradores más
inmediatos que terminaran y consolidaran la obra que ellos empezaron. Les
encomendaron que cuidaran todo el rebaño en el que el Espíritu Santo les había
puesto para ser los pastores de la Iglesia de Dios. Nombraron, por tanto, de
esta manera a algunos varones y luego dispusieron que, después de su muerte,
otros hombres probados le sucedieran en su ministerio” (Cor 42;44). San Ireneo en el año 160 d.C., menciona a los sucesores
desde los “bienaventurados apóstoles” hasta Eleuterio, Papa Nº 13, sucesor Nº
12 de Pedro.[4]
[1] “Parédosin”:
tradición, en griego.
[4] San Ireneo,
discípulo del Apóstol Juan. (Adv, haer.
III 3,3)