miércoles, 18 de marzo de 2015

Tengo derecho a decir que NO



Cuaresma es tiempo de trabajar nuestros defectos y uno de los que estoy trabajando, es aprender a decir que “no” sin sentirme culpable. Un día paseando por una de las calles de nuestro país, no recuerdo dónde, me detuve a ver a través de la vidriera de una librería. Como si me hablara directamente, leí el título de un libro que se quedó grabado en mi memoria: “No diga SÍ cuando quiera decir NO.” En ese momento no leí el contenido. No era necesario, el título era tan sencillo, pero produjo en mí una sensación de liberación que perdura hasta hoy. Había llegado en el momento justo. Puesto que Jesús dijo en el Evangelio: “Por sus frutos los reconocerán”, un fruto tan bueno como el que produjo este título en mi vida debía venir de un árbol bueno. EL asunto es que en el disco duro de muchos personas, un cristiano “nunca debería decir que no”. Se nos han enseñado canciones como: “Digo sí, sí, sí” o que María “Dijo sí y no preguntó por qué”, sin más explicaciones. Por cierto que María no preguntó por qué pero si preguntó por lo menos ¿Cómo podrá ser esto? Sin embargo Jesucristo dijo claramente: “Digan SÍ cuando es SÍ y NO cuando es NO, todo lo demás lo añade el demonio” Mateo 5,37. En ese pasaje Jesús no solo invita a los cristianos a ser asertivos sino también a “no dar explicaciones”. Se atribuye a Oscar Wilde esta frase: “Nunca des explicaciones, tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creen”

Tengo un amigo a quien llamo 800-Ronald. Él y su familia son parte de mis amigos. Es un hombre sumamente servicial y me ha ayudado de una forma incondicional y efectiva en muchas ocasiones, pero como le cuesta decir que no, se compromete de tal manera, que muchas veces, termina dejando colgados o negados u olvidados a quienes esperábamos su ayuda. El que mucho abarca poco aprieta.

Decir que sí, no porque quieras y puedas hacer lo que te piden, sino por complacer a alguien o por miedo a perder su amistad, o su amor, es no sólo un atentado contra tu autoestima sino un generador de Stress y de incomodidad que desgasta a cualquiera. La gente que te ama jamás te presionaría a hacer algo que no quieres hacer, al menos que seas un niño y se trate de algo que tenga que ver con tu salud o educación. ¿Aceptas comer algo que te desagrada por temor a decir que no? ¿Aceptas una relación de pareja tormentosa o maltratadora por temor a perder a esa persona que a duras penas te alivia un poquito la soledad? ¿Te cargas de cruces ajenas no para ayudar a llevarlas sino cargándolas en lugar de la otra persona o, es más,  intentando morir en cruces que no son tuyas siendo que Jesús te dijo que para seguirlo a Él tenías que llevar TU Cruz.

Si decir que no, es difícil para alguno de ustedes, tanto más lo es para un sacerdote. La gente se hace expectativas falsas acerca de uno. Si ya han tenido decepciones con otros sacerdotes y te agarran en esos días en que en realidad no puedes más, se van pensando cosas como que: todos son iguales, yo pensé que eras mi amigo, con razón la gente se mete en otra religión, más nunca vengo a esta iglesia, él que se la da de santico… y pare de contar.  Es Cierto que soy un servidor público pero como todo ser humano tengo mis límites: No puedo visitar todos los enfermos que quisiera por ejemplo y sin embargo lo he hecho en los cuatro puntos cardinales de esta ciudad como lo hice cuando viví en Caracas. A algunos santos, Dios les concedió el don de estar en dos sitios al mismo tiempo (don de la bilocación). Yo no llego a eso.

Sin embargo, además de las necesidades básicas de todo ser humano, comer, dormir, y hacer mis necesidades fisiológicas, confieso, oro, celebro misas, bautizos, matrimonios, algo el mercado de lo que encuentro, pago recibos, leo la Biblia, noticias y otros libros de crecimiento espiritual, tengo familia, tengo amigos incluyendo un perro, preparo mis predicaciones, charlas y clases, publico en facebook, instagram, twitter y blog, y trato de contestar las preguntas y consultas a veces larguísimas por mensajes privados hasta altas horas de la noche.

Permítanme ser más explícito.  Tengo mis criterios claros acerca por ejemplo de la estética o la decoración de mi iglesia. Mucha gente con muy buena intención quiere regalarme imágenes para colocarlas en mi iglesia y además se creen con el derecho a elegir el sitio dónde la quieren poner. Hasta el Gobernador una vez le regaló a todas las iglesias una imagen de la Divina Pastora, con la plaquita que decía el nombre del donante, cuando yo vi lo terriblemente espantosa que era, la regalé de inmediato por supuesto. Tengo el criterio de “más imágenes NO”, bellas o feas. Al menos que me regalen la Divina Pastora o la Piedad de Miguel Ángel original, cosa que no va a ocurrir.

Me parece un absurdo por ejemplo que existan personas que quieran hacer un bautizo “privado” para sus hijos. Cuando un niño nace biológicamente, se recibe en su familia de sangre, pero cuando nace para la fe se recibe en la familia cristiana. Y esta regla la aplico hasta para mi propia familia. A mis sobrinas nietas las he bautizado en compañía de los demás niños el sábado que ha tocado hacerlo. Se han visto casos como: Padre, cásenos en la playa, mientras nos tiramos en paracaídas, disfrazado de Batman etc. y ya está fuerte.

Estoy a punto cambiar de nuevo mi número de celular privado, (hay uno de la iglesia), que con la mejor intención se ha convertido en el de medio Barquisimeto. Con la mejor intención significa: Yo no le doy su número a nadie padre, pero en vista que se trata de mi madre, mi hijo, mi esposa, mi amigo, mi abuela, mi suegra, mi párroco, mi amante se lo di.  Reconozco que yo pensando bien de alguna persona he dado mi número y al final me encuentro con acosadoras (es) de todos los tipo que usted se pueda imaginar.

Tengo muy claros mis deberes pero también tengo muy claros mis derechos. Tengo derecho a no comer lo que usted quiere que yo coma, a no visitar a su familiar porque tengo a otros más graves que el suyo, tengo derecho a no aceptar su solicitud de facebook o a bloquearlo si así lo considero, tengo derecho a no bautizar a su hijo en privado no me importa que usted sea la mamá de Tarzán. Tengo derecho a regalar lo que usted me regala porque una vez que es mío y veo a alguien que va a ser más feliz que yo me desprendo de eso. Tengo derecho a poner la foto de perfil que me de la santísima y reverendísima gana de poner, lo mismo que las publicaciones que considere pertinentes en las redes sociales. No pierdo tiempo intentando contentar a todos, ni siquiera Dios lo ha conseguido.

Así que si le digo que NO, por la razón que sea, tal vez usted pueda enojarse, cambiarse de religión, dejar de ser mi amigo, o aspirante a pareja, ese es su problema, no el mío, pero tengo derecho a decir que NO porque ya me leí el primer libro pero también el segundo que dice: “Cuando digo no, me siento culpable”, me sentía, ya NO.

Conozca los derechos de la persona asertiva: Tomados del libro "Cuando digo NO, me siento culpable". Manuel Smith

1. Tenemos derecho a juzgar nuestro comportamiento, nuestros pensamientos, y nuestras emociones, y a tomar la responsabilidad de su iniciación y de sus consecuencias.
2.  Tenemos derecho a no dar razones para justificar nuestro comportamiento.
3. Tenemos derecho a juzgar si nos incumbe la responsabilidad de encontrar soluciones para los problemas de otras personas.
4. Tenemos derecho a cambiar de opinión. Un sabio cambia de opinión, un tonto nunca
5. Tenemos derecho a cometer errores y a ser responsables de ellos.
6. Tenemos derecho a decir “No lo sé”
7. Tenemos derecho a tomar decisiones ajenas a la lógica
8. Tenemos derecho a decir “no lo entiendo”
9. Tenemos derecho a decir “no me interesa”

Buen provecho