Cuando
escribí acerca de la cremación, no estaba promoviéndola sino informando que la
iglesia Católica levantó la prohibición que impedía a los católicos optar por
la cremación desde 1963, explicitando esa posibilidad en tiempos del papa Juan
Pablo II en el Código de Derecho Canónico. La redacción que es un puente
histórico entre las dos costumbres, una mantenida por 20 siglos y otra por apenas
de medio siglo no pudo ser otra que aconsejar la piadosa costumbre anterior y
no prohibir la nueva.
Quienes
están en contra escribieron argumentos con muy poco sustento:
1.
En la Biblia dice que Dios le dijo a Adán: Génesis 3,19 “Te ganarás el pan con
el sudor de tu frente hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste sacado,
porque polvo eres y en polvo te convertirás” Dios no dice que “te convertirás
en ceniza”. Respuesta: Hoy en día ningún teólogo serio interpreta el capítulo
dos y tres del Génesis literalmente. Saben que el texto escrito hacia el año
1.200 antes de Cristo y dirigido a una sociedad agrícola es simbólico, que la
serpiente es símbolo del mal, que la fruta prohibida es símbolo de la rebelión
del pecado y que el polvo de donde se forma el hombre es símbolo de la
fragilidad. Hoy sabemos además que los componentes del cuerpo incinerado o simplemente
enterrado se componen del mismo material.
2.
Respecto a la resurrección hay que recordar la cita de San Pablo según la cual,
“esto que es para descomponerse, “la carne ni la sangre” no heredará el Reino de
los Cielos” En la vida que nunca terminará no hay lugar para lo que en este mundo se
descompone." Y que tendremos un cuerpo formal espiritual, no material como
puedes leer en 1 Corintios 15, 35-50 Respecto al texto de Ezequiel 37 donde se
habla de una llanura de huesos secos que se cubren de carne y se llenan de vida
es una representación simbólica del pueblo de Israel que camina sin esperanza,
según lo aclara el mismo capítulo, versículo 11: “Dios me dijo entonces: Hijo
de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ahora dicen: “Nuestros
huesos se han secado, nuestras esperanzas se han muerto, hemos sido rechazados”
Ventajas de la cremación:
1. Ecológica: La cremación se impone como el entierro
de la era moderna, porque ahorra espacio físico, evita deforestaciones de
terrenos fértiles para crear cementerios en grandes extensiones de terreno, igualmente
se imponen las ánforas y ataúdes biodegradablaes. Las soluciones embalsamantes (mercurio,
arsénico, formaldehílo) son altamente contaminantes, lo mismo que la presencia
de radioisótopos que se puedan encontrar en el cadáver.
2. Económica: Los costos de la cremación son
mucho más económicos
3. Higiénica: Con la incineración se evitan
focos de infección producidos por las emanaciones del cadáver en
descomposición, principalmente cuando la muerte se ha producido por
enfermedades infecto-contagiosas
4. Religiosa: En Venezuela tenemos dos
problemas relacionados con la dignidad de nuestros difuntos y el trato de sus
restos mortales. El primero es la ola desatada por rituales santeros y espiritistas,
cuyos practicantes entran a los cementerios para utilizar osamentas de nuestros
deudos para sus ritos esotéricos, de modo que ni en el “camposanto” pueden
descansar en paz. El otro es una especie de “necrofilia” o adoración o culto
por el muerto que exalta tanto la figura del difunto y que hace que la gente se desviva tanto por
el cuerpo del difunto que se olvida de los que están vivos.
5. 5. Simbolismo cristiano: El fuego y la Luz
tienen además un profundo simbolismo cristiano, Jesús no sólo es la Luz del
mundo Juan 8,12, sino que además nos recuerda que los cristianos estamos
llamados a ser Luz del mundo con nuestras obras de amor: "Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un
cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo
un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están
en la casa. Del
mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que,
viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.” Mateo 5,15-16
No estoy de acuerdo en tener las cenizas como “fetiche”,
una especie de culto a las cenizas que intentan suplir la ausencia afectiva del
difunto. Las cenizas deben ser enterradas, no veneradas en un rincón de la casa
ni mucho menos repartida entre familiares. La iglesia Católica lo piensa así,
no sólo para evitar el fetichismo sino también la esparsión anónima de los
restos mortales. Sin embargo creo que la
decisión del difunto, siempre y cuando no sea descabellada ni atente contra la
moral cristiana, ni implique para la familia una verdadera carga emocional o
económica debe ser respetada.