Hoy respondemos a la pregunta ¿Con qué cuerpo vamos a resucitar?
¿Qué significa la resurrección de la carne? Esta reflexión nos ayudará a
entender mejor por qué la iglesia católica acepta la cremación.
1. Lo primero es
distinguir resurrección de revivificación. En el caso de la hija de Jairo, de
Lázaro y del hijo de la viuda de Nahim es preferible hablar de revivificación.
Es decir, por el poder de Cristo, ellos volvieron a su vida biológica para
después morir. En el caso de la resurrección no hay vuelta a la vida biológica
sino entrada a otra vida nueva y distinta que no conoce la muerte.
2. La resurrección de Cristo es distinta a la nuestra. En él no hubo descomposición cadavérica. Los casos que conocemos de incorrupción de cadáveres, casos que se han dado entre santos y pecadores siempre hay algún deterioro evidente aunque en menor escala. En el caso de los santos, se ha recurrido a mascarillas de cera para ocultar el deterioro como ocurrió con el Padre Pío, Don Bosco y Madre María de San José por ejemplo.
3. El texto bíblico de San Pablo a continuación explica cómo será nuestra resurrección, él dice que se trata de un cuerpo espiritual, no material. Donde permanece una identidad con el actual pero con un resplandor distinto puesto que esto que es para descomponerse "no heredará el Reino de los cielos". San Pablo habla tan claro como para uno decir al final ¿Así o más claro?
1º Carta a los
Corintios, Capítulo: 15,35 al 50
"Algunos preguntarán: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vuelven? ¡Necio! Lo que tú siembras debe morir para recobrar la vida. Y lo que tú siembras no es el cuerpo de la futura planta, sino un grano desnudo, ya sea de trigo o de cualquier otra semilla. Dios le dará después un cuerpo según lo ha dispuesto, pues a cada semilla le da un cuerpo diferente. Hablamos de carne, pero no es siempre la misma carne: una es la carne del hombre, otra la de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces. Y si hablamos de cuerpos, el resplandor de los «cuerpos celestes» no tiene nada que ver con el de los cuerpos terrenales. También el resplandor del sol es muy diferente del resplandor de la luna y las estrellas, y el brillo de una estrella difiere del brillo de otra. Lo mismo ocurre con la resurrección de los muertos.
"Algunos preguntarán: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vuelven? ¡Necio! Lo que tú siembras debe morir para recobrar la vida. Y lo que tú siembras no es el cuerpo de la futura planta, sino un grano desnudo, ya sea de trigo o de cualquier otra semilla. Dios le dará después un cuerpo según lo ha dispuesto, pues a cada semilla le da un cuerpo diferente. Hablamos de carne, pero no es siempre la misma carne: una es la carne del hombre, otra la de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces. Y si hablamos de cuerpos, el resplandor de los «cuerpos celestes» no tiene nada que ver con el de los cuerpos terrenales. También el resplandor del sol es muy diferente del resplandor de la luna y las estrellas, y el brillo de una estrella difiere del brillo de otra. Lo mismo ocurre con la resurrección de los muertos.
Se siembra un cuerpo
en descomposición, y resucita incorruptible. Se siembra como cosa despreciable,
y resucita para la gloria. Se siembra un cuerpo impotente, y resucita lleno de
vigor. Se siembra un cuerpo animal, y despierta un cuerpo espiritual. Pues si
los cuerpos con vida animal son una realidad, también lo son los cuerpos
espirituales. Está escrito que el primer Adán era hombre dotado de aliento y
vida; el último Adán, en cambio, será espíritu que da vida.
La vida animal es la
que aparece primero, y no la vida espiritual; la espiritual viene después. El
primer hombre, sacado de la tierra, es terrenal; el segundo viene del cielo.
Los de esta tierra son como el hombre terrenal, pero los que alcanzan el cielo son
como el hombre del cielo. Y del mismo modo que ahora llevamos la imagen del
hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial. Entiéndanme bien,
hermanos: lo que es carne y sangre no puede entrar en el Reino de Dios. En la
vida que nunca terminará no hay lugar para lo que en este mundo se
descompone." Palabra de Dios.