miércoles, 10 de julio de 2013
Rituales prohibidos
No es accidental que se produzca un regreso a la magia, y un renovado interés por los poderes mágicos luego que se ha perdido la fe en la técnica. La magia es anterior a la religión y nunca ha desaparecido del todo... La magia nos promete “ser como dioses”: nos ofrece los medios para dominar el Poder divino y ponerlo a nuestro servicio: no de aceptarlo, que es la actitud religiosa. El nuevo paganismo busca el dominio mágico sobre las fuerzas ocultas; quiere ensanchar sus poderes para dominar el futuro, dominar a sus semejante y divinizarse sin trabas morales.”
A manera de rebelde adolescente, la Nueva Era ha optado por todo lo que suena a prohibido en la religión cristiana, considerada retrógrada, dogmática y moralizante, y se ha lanzado a experimentar el gnosticismo, la magia, la astrología, el espiritismo, el contacto con maestros ascendidos invisibles, la adivinación y hasta el satanismo.
La Comunicación con ángeles, es una especie de espiritismo en que supuestos ángeles con diversidad de nombres, contactados por recitación de mantras y esencias de mandarinas, comunican nuevas revelaciones a los seres humanos.
Para algunos son extraterrestres, para otros son almas de difuntos ascendidos a planos superiores, para otros, pura energía. Es bastante grande el comercio de ángeles con diversas posturas, razas, tamaños, formas, atributos y poderes, abundan también los libros sobre el tema.
Entre las formas de adivinación o “mancias”, se encuentran, el I Ching: oráculo chino, quiromancia: por las lineas de la mano, hidromancia: a través de agua, lectura de caracoles, la cartomancia: por la posición, el color y los dibujos de las cartas, en especial las del Tarot: cartas de origen egipcio y la radiestesia: adivinación a través de un péndulo.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento la Biblia ha considerado las prácticas mágicas y adivinatorias como contrarias a la fe: (Los paréntesis son nuestros)
“Que no haya en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo y a su hija por el fuego, (velaciones y caminar sobre las brasas)
que no haya adivinos, (Cartas, Tarot, tabaco, I ching, caracoles)
ni nadie que consulte a los astros, (horóscopo)
ni hechiceros,
que no se halle nadie que practique encantamientos o consulte a los espíritus. (santeros, espiritistas)
Porque Dios aborrece a los que hacen estas cosas y precisamente por esa razón los expulsa delante de ti. Te portarás bien en todo con Yavé tu Dios.” (Dt 18, 10-13)
“Muchos de los que habían creído venían a confesar y revelar todo lo que habían hecho. Y no pocos de los que habían practicado la magia, juntaron sus libros y los quemaron todos. Calculado el precio de los libros, se estimó en 50.000 monedas de plata. Así, pues, la fe en Dios manifestaba su poder, se extendía y se robustecía”(He 19,18-19)
En los números 2116 y 2117 del Catecismo de la Iglesia católica se lee: “Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (Dt 18,10; Jr 29,8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a los “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclado de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.”
“Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las cuales se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo (aunque sea para procurar la salud), son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la invocación de potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.”
Alerta además que los católicos pueden caer en la superstición con respecto a los rituales de la Iglesia “La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que le damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo mágica a ciertas prácticas, por otra parte legítimas y necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición.”