jueves, 10 de octubre de 2013

Clases sociales, políticas y religiosas en tiempos de Jesús


El año 63 a.C., cuando Pompeyo, general romano, conquistó Jerusalén, Israel quedó anexado a la provincia romana de Siria (Lc 2, 2.) En Cesarea de Israel, residía el gobernador que dependía del emperador romano.

Cuando Jesús nació, el emperador romano era Augusto (del 27 a.C. al 14 d.C.). El rey judío, Herodes el Grande (Lc 1, 5; Mt 2,1) quien construyó en Jerusalén un templo a los judíos (rey del 37 a.C. al  4 a.C.). El Sumo Sacerdote, Anás( 6 a.C. al 15 d.C.). El rebelde, Judas el Galileo, (distinto al Iscariote He 5, 37), posible fundador de los zelotas.

Al  morir Herodes, Augusto repartió Israel entre los hijos de aquel. Para Filipo (hijo de Herodes y Cleopatra), Iturea y Traconítide. Para Herodes Antipas, Galilea y Perea. Para Arquelao, Judea, Samaría e Idumea. Augusto desterró a Arquelao (6 d.C), acusado de tiranía y mandó a Judea un procurador que se encargara de sus territorios.
         
Cuando murió Jesús, el emperador romano era Tiberio (14 al 37 d.C.), el procurador, Poncio Pilato (26 al 36 d.C.). El Sumo Sacerdote, Caifás (del 18 al  36 d.C.) (Lc 3,1-2).
         
EL pueblo de Israel esperaba el establecimiento del Reino de Dios:“Dios hará surgir un Reino que jamás será destruido.”(Dan 2,44).“La realeza de Dios era una forma de expresar la soberanía de Yavé sobre sus criaturas humanas, y en realidad sobre toda la creación.”(Sal 22,29; 45,7; 103,19; 145,11). Después del destierro de Babilonia se asoció con el  “día del Señor”, esperada “manifestación de su dominio soberano con el establecimiento de la paz, la abundancia y la armonía para todos los que reconocieran su dominio.” (Is 2, 4-5; Ez 36, 23-38; Zac 9,14-17). En tiempos de Jesús se asociaba con el Reino de David (Mc 11,10).

Se esperaba además a un  Mesías (Is 11, 1- 5) que lo establecería; unos esperaban un rey temporal, otros un sumo sacerdote, o un  profeta,  o un maestro, o un liberador político, o un grupo de elegidos de Israel.

A la clase social alta pertenecían: la familia y los funcionarios reales, gobernadores romanos, nobleza sacerdotal y laical, grandes comerciantes, terratenientes y publicanos. A la clase media: los funcionarios del templo, los hoteleros, pequeños comerciantes, sacerdotes, levitas, fariseos, pequeños labradores, poseedores de un oficio artesanal (herreros, carpinteros). A la clase  baja, los jornaleros, los israelitas ilegítimos, esclavos judíos y  no judíos, mendigos y  rebeldes.

El Templo de Jerusalén, mantenido por el aporte de los fieles, era el centro de la vida religiosa de Israel, allí los sacerdotes judíos celebraban los sacrificios rituales y los holocaustos. Los israelitas lo visitaban para celebrar sus fiestas principales. Dentro del Templo, estaba el Sanedrín, era un organismo presidido por el Sumo Sacerdote e integrado por fariseos, ancianos y escribas (Mt 27,1-2). Tenía a su servicio algunos soldados y el poder de castigar a los que cometían faltas en la vida religiosa, pero para condenar a muerte era necesaria la autorización del procurador romano (Jn 18,31).

Junto al Sumo Sacerdote se encontraban los Jefes de los Sacerdotes, a cargo de  grupos de sacerdotes que  presidían la liturgia del Templo (Lc 1,5). Los levitas eran grupos de cantores, músicos, servidores y guardianes del templo. La nobleza laica, estaba constituida por los ancianos que integraban el Sanedrín. Los escribas o rabinos eran maestros, laicos en su mayoría, que enseñaban la Ley en las sinagogas,  algunos  eran fariseos.      

FARISEOS
Los fariseos (del arameo “perishaya”: “separado”) eran un grupo influyente en el pueblo, orgullosos conocedores y cumplidores estrictos de la Ley, del sábado, ayunos, limosnas, oraciones y minuciosidades rituales.  Evitaban el trato con los pecadores, creían en la resurrección y en los ángeles, eran imparciales políticamente; su preocupación principal era ganar méritos ante Dios. Pensaban que el cumplimiento de la Ley apresuraría la llegada del Reino de Dios. Esperaban al Mesías que devolvería la grandeza a Israel y haría que todos cumplieran la Ley.

SADUCEOS
Los saduceos (de “Sadoc”, sumo sacerdote en tiempos de David y Salomón 2 Sam 8,17)  eran un grupo oportunista de familias adineradas, colaboradores de los romanos. Conservadores en lo político y en lo religioso, no creían en la resurrección ni en los ángeles, no esperaban al  Mesías. Los sacerdotes de más alto rango eran saduceos. Su equivalente al Reino de Dios era un estado con el poder centralizado en el Templo. 

ESENIOS
Los esenios, eran una comunidad de hombres que vivían en el desierto, en Qumram (lugar cerca del Mar Muerto), separados del pueblo, dedicados a la oración, al ayuno y la meditación del A.T. Se sentían los “puros” y  los verdaderos cumplidores de la Ley; esperaban la llegada de un Mesías vengativo calculando fechas. Consideraban que sus sacerdotes eran los verdaderos y no los de Jerusalén. Practicaban el amor hacia la comunidad, excluyendo a los extraños.

ZELOTAS
Los zelotas (del griego zêlôtês: celoso), eran rebeldes nacionalistas, eventualmente violentos, llegando a apuñalar a sus víctimas en  medio de concentraciones. Intentaban establecer por la fuerza armada el Reino prometido por los profetas, expulsando y humillando a los romanos y a sus colaboradores más directos, los saduceos.

SAMARITANOS
Los samaritanos eran un pueblo producto de la mezcla de judíos con asirios en el siglo IV a.C. Habitantes de Samaría y separados de los judíos rechazaban el Templo de Jerusalén, y tenían su culto en el monte Garizím. Los samaritanos y los judíos se despreciaban mutuamente.

Entre los  marginados por la sociedad judía y considerados como “dejados de la mano de Dios” se encontraban, los pobres sociológicos, sin recursos para las ofrendas que pedía la Ley; los enfermos; las viudas, sin hombre que las representara; las prostitutas que  se entregaban a los extranjeros por dinero; los publicanos, cobradores de impuestos; los niños, sin personalidad jurídica; el pueblo sencillo ignorante de la Ley. “Todas estas categorías de personas eran en tiempos de Jesús incluidas bajo la denominación de pobres.”

JESÚS, UN HOMBRE INCLASIFICABLE        
Jesús, significa “Dios salva”. Nació de una mujer campesina llamada María (Lc 1,26-27), casada con  José, un carpintero. Los dos, judíos piadosos (Lc 2, 41-42). En Nazaret vivió obedeciéndoles, mientras  trabajaba como carpintero (Lc 2, 51; Mc 6, 3). Comenzó  su ministerio en Galilea hacia los treinta años (LC 3,23), después de ser bautizado por Juan en el Jordán (Mc 1,9) y haber estado  en el desierto. Allí  venció la tentación de desviar la misión a la que se sentía enviado (Lc 4,1-13). Nombremos los puntos claves de su mensaje y su persona:

NO FUE DE LA CASTA SACERDOTAL 
Jesús no fue de la casta sacerdotal (Heb 7,13) ni saduceo. Fue un predicador laico y, extrañamente, célibe por el Reino de Dios (Mt 19, 12). Critica a los sacerdotes, su despreocupación por los necesitados (Lc 10,31) y el comercio de lo religioso (Mc 11,15-18). No tiene la buena posición social de los saduceos  ni condesciende con las autoridades cuando se oponen a su misión (Lc 13,31-33). Jesús cree en la resurrección y en los ángeles, ellos no (Mt 22,23-32).

NO FUE FARISEO: Sus discípulos tampoco
Jesús no fue fariseo, y les critica, el creerse los mejores (Lc 18, 9-14), el practicar la religión para que los vean (Mt 23,5; 6,1-6), el reducirla a ritos, olvidando la justicia, la misericordia y la fe (Mt 23, 13-36). Él relativiza el sábado y las leyes de impureza (Mc 2,27; 3,1-6). Sus discípulos no ayunan (Mc 2,18) y al  mismo Jesús, lo llaman glotón y borracho porque comía y bebía con normalidad, a diferencia de Juan el bautista que era un asceta (Lc 7,33-34).

No tiene sede fija como los rabinos o escribas, predica en las sinagogas, en las casas, o montado en una barca (Mc 6,2; 2, 1; 4,1). “...hablaba como quien tiene autoridad; era todo lo contrario a los maestros de la Ley.” (Mc 1,22). Los critica al igual que a los fariseos (Mt 23; Mc 12,40).  

NO FUE ESENIO
Jesús no fue un esenio. No vivía aislado, sino que recorría los pueblos predicando (Mc 1,38). No creía en un juicio vengativo sobre los pecadores, sino que les ofrecía el mensaje del amor de Dios y comía con ellos (Mc2,15-17). Jesús predica el amor a los enemigos (Mt 5,43-48) y no  pronosticaba fechas de acontecimientos (Mc 13,32).

NO FUE ZELOTA
Jesús no fue zelota, uno de sus apóstoles si lo fue (Lc 6,15). No predica un reino terreno o nacionalista, ni la resistencia armada; sino el señorío de Dios sobre el mundo que exige amor, perdón y exclusión de la venganza (Mt5, 38-39; 6,14-15). La guerra de la que habla es la persecución con la que se encuentran  los que le son fieles (Mt 10, 34 ; Mt 5,11). Reprende el deseo de venganza de sus apóstoles (Lc 9, 53-54;Mt 26, 51-52). Sana al sirviente de un capitán romano y alaba su fe (Mt 8,5-10).
         
NO FUE SAMARITANO
Aunque reconoce la bondad en los samaritanos, cosa inconcebible entre los judíos (Lc 10, 33-37; Lc 17,11-19), ellos no lo quisieron hospedar porque iba a Jerusalén (Lc 9, 52-53).