El año 63
a.C., cuando Pompeyo, general
romano, conquistó Jerusalén, Israel quedó anexado a la provincia romana de
Siria (Lc 2, 2.) En Cesarea de
Israel, residía el gobernador que dependía del emperador romano.
Cuando Jesús
nació, el emperador romano era Augusto
(del 27 a.C. al 14 d.C.). El rey judío, Herodes
el Grande (Lc 1, 5; Mt 2,1)
quien construyó en Jerusalén un templo a los judíos (rey del 37 a.C. al 4 a.C.). El Sumo Sacerdote, Anás( 6 a.C. al 15 d.C.). El rebelde, Judas el Galileo, (distinto al
Iscariote He 5, 37), posible
fundador de los zelotas.
Al morir Herodes, Augusto repartió Israel entre
los hijos de aquel. Para Filipo
(hijo de Herodes y Cleopatra), Iturea y Traconítide. Para Herodes Antipas, Galilea y Perea. Para Arquelao, Judea, Samaría e Idumea. Augusto desterró a Arquelao (6
d.C), acusado de tiranía y mandó a Judea un procurador que se encargara de sus
territorios.
Cuando murió
Jesús, el emperador romano era Tiberio
(14 al 37 d.C.), el procurador, Poncio
Pilato (26 al 36 d.C.). El Sumo Sacerdote, Caifás (del 18 al 36 d.C.) (Lc 3,1-2).
EL pueblo de
Israel esperaba el establecimiento del Reino
de Dios:“Dios hará surgir un Reino que jamás será destruido.”(Dan 2,44).“La realeza de Dios era una forma de expresar la soberanía de Yavé
sobre sus criaturas humanas, y en realidad sobre toda la creación.”(Sal 22,29; 45,7; 103,19; 145,11).
Después del destierro de Babilonia se asoció con el “día del Señor”, esperada “manifestación de su dominio soberano con el
establecimiento de la paz, la abundancia y la armonía para todos los que
reconocieran su dominio.” (Is 2, 4-5; Ez 36, 23-38; Zac
9,14-17). En tiempos de Jesús se asociaba con el Reino de
David (Mc 11,10).
Se esperaba
además a un Mesías (Is 11, 1- 5) que
lo establecería; unos esperaban un rey temporal, otros un sumo sacerdote, o
un profeta, o un maestro, o un liberador político, o un
grupo de elegidos de Israel.
A la clase social alta pertenecían: la
familia y los funcionarios reales, gobernadores romanos, nobleza sacerdotal y
laical, grandes comerciantes, terratenientes y publicanos. A la clase media: los funcionarios del
templo, los hoteleros, pequeños comerciantes, sacerdotes, levitas, fariseos,
pequeños labradores, poseedores de un oficio artesanal (herreros, carpinteros).
A la clase baja, los jornaleros, los israelitas
ilegítimos, esclavos judíos y no judíos,
mendigos y rebeldes.
El Templo de Jerusalén, mantenido por el
aporte de los fieles, era el
centro de la vida religiosa de Israel, allí los sacerdotes judíos celebraban
los sacrificios rituales y los holocaustos. Los israelitas lo visitaban para celebrar
sus fiestas principales. Dentro del Templo, estaba el Sanedrín, era un organismo presidido por el Sumo Sacerdote e
integrado por fariseos, ancianos y escribas (Mt 27,1-2). Tenía a su servicio algunos soldados y el poder de
castigar a los que cometían faltas en la vida religiosa, pero para condenar a
muerte era necesaria la autorización del procurador romano (Jn 18,31).
Junto al Sumo Sacerdote se encontraban los Jefes de los Sacerdotes, a cargo de grupos
de sacerdotes que presidían la
liturgia del Templo (Lc 1,5). Los levitas eran grupos de cantores,
músicos, servidores y guardianes del templo. La nobleza laica, estaba constituida por los ancianos que integraban
el Sanedrín. Los escribas o rabinos eran
maestros, laicos en su mayoría, que enseñaban la Ley en las sinagogas, algunos
eran fariseos.
FARISEOS
Los fariseos (del arameo “perishaya”:
“separado”) eran un grupo influyente en el pueblo, orgullosos conocedores y
cumplidores estrictos de la Ley, del sábado, ayunos, limosnas, oraciones y
minuciosidades rituales. Evitaban el
trato con los pecadores, creían en la resurrección y en los ángeles, eran
imparciales políticamente; su preocupación principal era ganar méritos ante
Dios. Pensaban que el cumplimiento de la Ley apresuraría la llegada del Reino
de Dios. Esperaban al Mesías que devolvería la grandeza a Israel y haría que
todos cumplieran la Ley.
SADUCEOS
Los saduceos (de “Sadoc”, sumo sacerdote en
tiempos de David y Salomón 2 Sam 8,17) eran un grupo oportunista de familias
adineradas, colaboradores de los romanos. Conservadores en lo político y en lo
religioso, no creían en la resurrección ni en los ángeles, no esperaban al Mesías. Los sacerdotes de más alto rango eran
saduceos. Su equivalente al Reino de Dios era un estado con el poder
centralizado en el Templo.
ESENIOS
Los esenios, eran una comunidad de hombres
que vivían en el desierto, en Qumram
(lugar cerca del Mar Muerto), separados del pueblo, dedicados a la oración, al
ayuno y la meditación del A.T. Se sentían los “puros” y los verdaderos cumplidores de la Ley;
esperaban la llegada de un Mesías vengativo calculando fechas. Consideraban que
sus sacerdotes eran los verdaderos y no los de Jerusalén. Practicaban el amor
hacia la comunidad, excluyendo a los extraños.
ZELOTAS
Los zelotas (del griego zêlôtês: celoso),
eran rebeldes nacionalistas, eventualmente violentos, llegando a apuñalar a sus
víctimas en medio de concentraciones.
Intentaban establecer por la fuerza armada el Reino prometido por los profetas,
expulsando y humillando a los romanos y a sus colaboradores más directos, los
saduceos.
SAMARITANOS
Los samaritanos eran un pueblo producto de
la mezcla de judíos con asirios en el siglo IV a.C. Habitantes de Samaría y
separados de los judíos rechazaban el Templo de Jerusalén, y tenían su culto en
el monte Garizím. Los samaritanos y los judíos se despreciaban mutuamente.
Entre los marginados por la sociedad judía y
considerados como “dejados de la mano de Dios” se encontraban, los pobres sociológicos, sin recursos para
las ofrendas que pedía la Ley; los enfermos;
las viudas, sin hombre que las
representara; las prostitutas que
se entregaban a los extranjeros por dinero; los publicanos, cobradores de impuestos; los niños, sin personalidad jurídica; el pueblo sencillo ignorante de la Ley. “Todas estas categorías de personas eran en tiempos de Jesús incluidas bajo la denominación de pobres.”
JESÚS,
UN HOMBRE INCLASIFICABLE
Jesús,
significa “Dios salva”. Nació de una mujer campesina llamada María (Lc 1,26-27), casada con José, un carpintero. Los dos, judíos piadosos
(Lc 2, 41-42). En Nazaret vivió
obedeciéndoles, mientras trabajaba como
carpintero (Lc 2, 51; Mc 6, 3). Comenzó su ministerio en Galilea hacia los treinta
años (LC 3,23), después de ser
bautizado por Juan en el Jordán (Mc 1,9)
y haber estado en el desierto. Allí venció la tentación de desviar la misión a la
que se sentía enviado (Lc 4,1-13).
Nombremos los puntos claves de su mensaje y su persona:
NO
FUE DE LA CASTA SACERDOTAL
Jesús no fue
de la casta sacerdotal (Heb 7,13) ni
saduceo. Fue un predicador laico y, extrañamente, célibe por el Reino de Dios (Mt 19, 12). Critica a los sacerdotes,
su despreocupación por los necesitados (Lc
10,31) y el comercio de lo religioso (Mc
11,15-18). No tiene la buena posición social de los saduceos ni condesciende con las autoridades cuando se
oponen a su misión (Lc 13,31-33).
Jesús cree en la resurrección y en los ángeles, ellos no (Mt 22,23-32).
NO
FUE FARISEO: Sus discípulos tampoco
Jesús no fue
fariseo, y les critica, el creerse los mejores (Lc 18, 9-14), el practicar la religión para que los vean (Mt 23,5; 6,1-6), el reducirla a ritos,
olvidando la justicia, la misericordia y la fe (Mt 23, 13-36). Él relativiza el sábado y las leyes de impureza (Mc 2,27; 3,1-6). Sus discípulos no
ayunan (Mc 2,18) y al mismo Jesús, lo llaman glotón y borracho
porque comía y bebía con normalidad, a diferencia de Juan el bautista que era
un asceta (Lc 7,33-34).
No tiene sede
fija como los rabinos o escribas, predica en las sinagogas, en las casas, o
montado en una barca (Mc 6,2; 2, 1; 4,1). “...hablaba como quien tiene autoridad; era todo lo contrario a los
maestros de la Ley.” (Mc 1,22).
Los critica al igual que a los fariseos (Mt
23; Mc 12,40).
NO
FUE ESENIO
Jesús no fue
un esenio. No vivía aislado, sino que recorría los pueblos predicando (Mc 1,38). No creía en un juicio
vengativo sobre los pecadores, sino que les ofrecía el mensaje del amor de Dios
y comía con ellos (Mc2,15-17). Jesús
predica el amor a los enemigos (Mt
5,43-48) y no pronosticaba fechas de
acontecimientos (Mc 13,32).
NO
FUE ZELOTA
Jesús no fue
zelota, uno de sus apóstoles si lo fue (Lc
6,15). No predica un reino terreno o nacionalista, ni la resistencia
armada; sino el señorío de Dios sobre el mundo que exige amor, perdón y
exclusión de la venganza (Mt5, 38-39;
6,14-15). La guerra de la que habla es la persecución con la que se
encuentran los que le son fieles (Mt 10, 34 ; Mt 5,11). Reprende el deseo
de venganza de sus apóstoles (Lc 9,
53-54;Mt 26, 51-52). Sana al
sirviente de un capitán romano y alaba su fe (Mt 8,5-10).
NO
FUE SAMARITANO
Aunque
reconoce la bondad en los samaritanos, cosa inconcebible entre los judíos (Lc 10, 33-37; Lc 17,11-19), ellos no lo
quisieron hospedar porque iba a Jerusalén (Lc
9, 52-53).