lunes, 11 de noviembre de 2013
Oración para dar gracias
Hoy amanezco agradeciéndote Señor por el don de la vida, por la oportunidad que me das con este nuevo día de enmendar mis errores y de empezar de bien en mejor.
Gracias por la Iglesia, en especial, gracias por el Papa Francisco, que ha sido una bendición no sólo para la iglesia, sino también para el mundo. Gracias porque su entrega y su forma de vivir me hace enamorarme cada vez más de mi vocación.
Gracias por mi sacerdocio, porque soy feliz con lo que hago y con lo que soy, pero también porque leo en los ojos, en los gestos y en las palabras de la gente que mi servicio es para ellos una bendición.
Gracias por mi familia, por haberme dado a un padre que me enseñó con sus palabras y con su vida, a amarte a ti sobre todas las cosas. Gracias porque se sentaba conmigo al borde de la cama para enseñarme acerca de la fe, los mandamientos y los valores. Gracias por su amor a la familia, a sus amigos y al trabajo. Gracias por permitirme cuidar a mi madre en el atardecer de su vida. Gracias por mi familia que amo, no porque sea perfecta sino porque es la que tengo.
Gracias por mis amigos de cerca y de lejos, en especial por todos los que leen estas lineas en donde quiera que estén, que disfrutan, ríen y aprenden conmigo y yo con ellos, a través de este medio que puede ser utilizado para bien y a través del cual expresamos temores, dudas, alegrías, esperanzas y tristezas, luchas, sentimientos y pensamientos.
Gracias por los hombres y mujeres de buena voluntad, por esos que no venden su conciencia, por esos que hoy salen a trabajar honestamente para alcanzar sus metas, para llevar a sus hijos el pan de cada día, por esos que hacen el bien y perseveran en él. Por esos que mantienen sus valores a pesar de la presión social o de las dificultades que les toca enfrentar todos los días. Gracias por esos hombres y mujeres que luchan por la verdad y la justicia y que construyen con su aporte la patria que todos queremos. Gracias por toda esa gente que hoy no robará, ni matará, ni cometerá fraudes, ni difamará a su prójimo porque la honestidad es su premisa.
Y gracias por mi perro Tom, por ese ángel de cuatro patas. Nuestro encuentro ha sido una bendición no sólo para mi, sino también para mi entorno. Amén.