miércoles, 4 de septiembre de 2013

Oración de la noche



Padre mío, ahora que las voces se silenciaron y los clamores se apagaron, mi alma se eleva hasta ti para decirte:
Creo en ti, espero en ti, te amo con todas mis fuerzas. Gloria a ti Señor.
Deposito en tus manos, la fatiga, y la lucha, las alegrías y desencantos de este día, que quedo atrás.
Si los nervios me traicionaron, si los impulsos egoístas me dominaron, si di entrada al rencor o a la tristeza;

Perdón Señor ¡Ten piedad de mi!
Si he sido infiel, si pronuncie palabras vanas, si me deje llevar por la impaciencia, si fui espina para alguien; Perdón, Señor ¡ No quiero esta noche entregarme al sueño sin sentir sobre mi alma la seguridad de tu misericordia, tu dulce misericordia enteramente gratuita. Señor!
Te doy gracias Padre mio, porque has sido la sombra fresca que me ha cobijado durante todo este día.
Te doy gracias porque: invisible, cariñoso, envolvente, me has cuidado como una madre, a lo largo de estas horas.
Señor, a mi derredor ya todo es silencio y calma
Envía el ángel de la Paz a esta casa. Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones, inunda mi ser de silencio y serenidad.
Vela sobre mí, Padre querido mientras me entrego confiado al sueño, como un niño que duerme feliz en tus brazos.
En tu nombre, Señor descansaré tranquilo
Así sea
(Autor anónimo)