miércoles, 11 de septiembre de 2013

Nadie se jubila de una forma de vivir

"Convit no ha pretendido jamás reconocimientos, ni necesita ropajes para hacer su trabajo. Se inoculó de salpicaduras de vida para que creciera el virus de la bondad dentro de sí y se vacunó para le resbale lo fútil, lo superficial. Un médico que ha devuelto al país la formación recibida, la confianza depositada y la oportunidad de construir." Max Römer Pieretti

Jacinto Convit nació un 11 de septiembre de 1913 en Caracas, en La Pastora. El bachillerato lo cursó en el Liceo Andrés Bello, y el propio Rómulo Gallegos le dio clases de Filosofía y Matemáticas. Estudió hasta alcanzar en 1938 el título de Doctor en Ciencias Médicas, año en que entró como residente en la Leprosería de Cabo Blanco, experiencia que lo motivó a buscar la cura para la milenaria enfermedad de la lepra. En 1940 inicia labores en la materia Medicina Tropical en la U.C.V. En 1967 crea la cátedra de Clínica Dermatológica en la Escuela de Medicina José María Vargas. Allí, se convierte en profesor titular, jefe de la cátedra. Luego crea el primer posgrado.


Después de una brillante carrera para controlar la lepra y otras enfermedades endémicas, el Dr. Jacinto Convit se dedica a crear centros de investigaciones científicas. En 1972 funda el Instituto de Dermatología. En 1984 el instituto cambia de nombre y se inicia el Instituto de Biomedicina de Caracas, el cual dirige desde 1972. Este instituto es a partir del 2 de julio de 1973, sede del Centro Internacional de Investigación y Adiestramiento sobre la Lepra y enfermedades a fines de la Organización Panamericana y Mundial de la Salud. De esta institución surgió con grandes esfuerzos la vacuna contra la lepra, que a su vez es la base fundamental para la vacuna contra la leishmaniasis.

"Aprender a hacerle el bien al que sufre, es darle una nueva oportunidad en la vida", y es esta premisa que mueve a Jacinto Convit. Recuerda como su cuerpo se estremeció el día que entró a Cabo Blanco y fue testigo de cómo aquellos contagiados con lepra habían perdido su derecho a ser tratados como seres humanos. “Las condiciones de la leprosería eran lamentables, estaba concebida para realizar el aislamiento compulsivo de enfermos provenientes de toda la geografía”

Esta experiencia marcó en adelante su labor. Desde ese momento el recién graduado médico y otros ocho estudiantes unieron esfuerzos para buscar una cura contra esta enfermedad. Finalmente el trabajo dio frutos cuando las prácticas realizadas hasta entonces, sirvieron como base para el desarrollo de la Poliquimioterapia de la lepra, tratamiento que todavía difunde la Organización Mundial de la Salud en todos los países endémicos.

Sin embargo, el mayor orgullo de Convit no es la vacuna sino haber logrado que se eliminaran las leproserías y que cambiara con esto, el trato al enfermo que hasta el momento había sido aislado y menospreciado. Venezuela fue la primera nación en el mundo en mostrar que la dignidad del ser humano enfermo de lepra debe ser preservada. “Mi motivación siempre ha sido hacer el bien a los semejantes, es lo que persigo, no persigo dinero”.




A la cura contra la lepra le siguió un tratamiento muy efectivo contra la Leishmaniasis y en los últimos 4 años se encuentra desarrollando una inmunoterapia contra el cáncer de mamas, colon, cerebro y estómago. El tratamiento contra estos cuatro tipos de cáncer está en su etapa experimental, pero ha mostrado resultados muy esperanzadores.

" El estudiante debe aprender mucho de las cosas prácticas. Llama la atención como se dejan escapar muchas oportunidades, en especial la forma en cómo se debe tratar al enfermo, al paciente" "La politiquería le ha hecho mucho daño a las universidades, está presente en casi todas las dependencias, no es aceptable que la Universidad sea campo de acción de partidos políticos. Eso hay que detenerlo, es muy importante que la universidad se dé cuenta de lo que está pasando" asegura Convit




El doctor Jacinto Covit ha ganado el cariño de sus pacientes y el respeto de la comunidad internacional. Ha recibido una gran cantidad de premios y reconocimientos entre los cuales está el premio Príncipe de Asturias en 1987, premio José Gregorio Hernández otorgado por la Academia Nacional de Medicina en 1988, los premios “Doctor Abrahan Horwitz” y “Alfred Soper” ambos otorgados por la Fundación Panamericana para la Salud y Educación en 1989 y 1991, Orden del Libertador entregada por el Ministerio de Relaciones Interiores en 1993, premio “Héroe de la Salud Pública de las Américas” concedido por la Organización Panamericana de la Salud en 2002. Recibió el reconocimiento como Servidor Público 2010-2011, electo por los Rotary de Aruba, Bonaire, Curazao y Venezuela. También se le otorgó el estatus del Donante Mayor de la Fundación Rotaria del Rotary Internacional. El 8 de Noviembre de 2012 recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad Nororiental Gran Mariscal de Ayacucho, como reconocimiento por sus aportes a la investigación científica en Medicina. La Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) le otorgó el Doctorado Honoris Causa, como reconocimiento a su trayectoria académica e investigativa en el 2013. Posee alrededor de 50 condecoraciones otorgadas por diversas universidades venezolanas y extranjeras.

En 1988 fue postulado para el premio Nobel de Medicina por sus estudios en contra de la lepra. Para este humilde investigador, Venezuela tiene la posibilidad de alcanzar muchísimos otros reconocimientos y premios internacionales pero el más grande de todos es conseguir hacer el bien al que sufre esa es su filosofía de vida. Cuando se le preguntó sobre su retiro Jacinto Convit respondió: “Nadie se jubila de una forma de vivir.La lección más grande de la vida es hacer el bien a los que sufren” Feliz cumpleaños número 100.