sábado, 11 de octubre de 2014

San Juan XXIII, renovador, solidario, pobre y feliz

HOY CELEBRAMOS A SAN JUAN XXIII



Cuando Angelo Roncalli, fue electo Papa y asumió el nombre de Juan XXIII, abordó su tarea como si se tratase de un párroco de aldea, sin permitir que sus cualidades humanas quedasen enterradas bajo el rígido protocolo. Ni siquiera ocultó que gozaba de la vida, de la buena mesa, de las charlas interminables, de la amistad y de las gentes del pueblo. Fue el papa número 261 de la Iglesia católica entre 1958 y 1963.

EL NOMBRE DE JUAN:
"Elijo Juan... un nombre dulce para nosotros porque es el nombre de nuestro padre, querido para mí, porque es el nombre de la humilde iglesia parroquial donde fui bautizado, el nombre solemne de innumerables catedrales esparcidas... Veintidós Juanes de legitimidad indiscutible (que han sido Papas), y casi todos tuvieron un breve pontificado... Amamos el nombre de Juan, porque nos recuerda a Juan el Bautista, precursor de nuestro Señor... y al otro Juan, el discípulo y evangelista, quien dijo: «Hijos míos, amaos los unos a los otros, amaos unos a otros porque este es el gran mandamiento de Cristo».


HOMBRE RENOVADOR
Promovió la Paz en el mundo entero y el Ecumenismo, (diálogo con iglesias cristianas no católicas, para trabajar por objetivos comunes). Su mayor aporte, fue el haber convocado un Concilio Ecuménico (Concilio Vaticano II), primer concilio que no se dedicó a condenar errores ajenos sino a renovar la iglesia Católica. El día 25 de Enero de 1959 anuncia la reunión de un concilio ecuménico destinado a promover la unión de los cristianos de las diferentes iglesias, donde se realizaron drásticos cambios a la doctrina eclesiástica. Su propósito pronto fue claro para todos: poner al día la Iglesia, adecuar su mensaje a los tiempos modernos enmendando pasados yerros y afrontando los nuevos problemas humanos, económicos y sociales.


Gracias al Concilio se impulsó el estudio de la Biblia. Comenzó un proceso de renovación en la vida religiosa, sacerdotal y seglar. Surgió una cantidad de grupos de apostolado. Las misas se comenzaron a oficiar ya no en latín y con los sacerdotes dándole la espalda a los fieles, sino en los idiomas de cada pueblo y con los sacerdotes de cara a la gente, se agregó el rito de la Paz. Al Concilio fueron invitados como observadores miembros de diversos credos, desde creyentes islámicos hasta indios americanos, al igual que miembros de todas las Iglesias cristianas: ortodoxos, anglicanos, cuáqueros, y protestantes en general, incluyendo, evangélicos, metodistas y calvinistas no presentes en Roma desde el tiempo de los cismas.

HOMBRE POBRE Y ORGULLOSO DE SERLO
Angelo Giuseppe Roncalli, fue el tercero de los 13 hijos sobrevivientes de una familia de campesinos en el pequeño pueblo de Sotto il Monte, cerca de Bérgamo, en el norte de Italia en noviembre de 1881.

En su última voluntad y testamento, el Papa Juan XXIII escribió: "Nacido pobre, pero humilde y respetado, estoy particularmente contento de morir pobre. Doy gracias a Dios por esta gracia de la pobreza a la que juré fidelidad en mi juventud ... que me ha fortalecido en mi determinación para nunca pedir nada -dinero o favores- ni para mí, ni para mis familiares y amigos". Dejó de su "fortuna" personal a sus familiares que le sobrevivieron, menos de 20 dólares para cada uno.

SALVÓ LA VIDA DE LOS JUDÍOS QUE ESCAPABAN DE LOS NAZIS
Durante la Segunda Guerra Mundial Roncalli, entonces arzobispo, salvó las vidas de muchos Judíos que huyeron del Holocausto, proporcionándoles visas de tránsito y otros documentos vitales que les permitieron salir de Europa. Una vez que se convirtió en Papa, eliminó la frase "Judíos pérfidos" de la tradicional oración del Viernes Santo, porque consideraba injusto culpar a los judíos actuales de la muerte de Jesús.


SU INTERVENCIÓN EVITÓ UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL:
En octubre de 1962, con EE.UU. y Rusia al borde de la guerra nuclear, el Papa Juan XXIII contribuyó a que ambos países dieran marcha atrás instando al presidente John F. Kennedy y el líder ruso, Nikita Khrushchev, a que actuaran con moderación. Durante un mensaje transmitido por la Radio Vaticana en plena crisis, el Pontífice declaró: "Pedimos a los jefes de Estado que no permanezcan sordos al clamor de la humanidad:"¡Paz, paz!".Juan XXIII publicó la encíclica "Pacem in Terris" (" Paz en la Tierra "), dirigida "a todos los hombres de buena voluntad", y pidiendo a las poblaciones del mundo que convivieran en armonía.


BUEN HUMOR
Bondad, era lo que emanaba este papa, por eso le llamaron el Papa bueno y buen humor, como consta en los siguientes relatos.

Una vez comentó "Mire, Dios nuestro Señor que supo ya muy bien desde hace setenta y siete años que yo había de ser Papa, ¿No pudo haberme hecho más fotogénico?"
Ya siendo arzobispo, llamaba la atención por su excesivo peso. Una vez, visitando un monasterio de Grecia, cuentan que oyó a dos monjes bromear entre ellos: ¿Cómo será posible que este prelado romano tan gordo entre en el Cielo, dado que la puerta es tan estrecha como el ojo de una aguja?”. Roncalli se volvió y les replicó: “El buen Dios que ha dejado que mi panza aumentara, se cuidará de hacerla pasar por el ojo...”

En una de sus primeras audiencias públicas como Papa, al pasar por el corredor central de la basílica de San Pedro, oyó a una joven religiosa decir: “¡Madre mía..., qué gordo es!”. Sin descomponerse mínimamente, Juan XXIII se volvió y le dijo: “Hermana, el cónclave no era un desfile de modelos...”.


En un banquete, siendo nuncio del Vaticano en Francia, a Roncalli, le tocó sentarse junto a una señora muy elegante y con un gran escote en el vestido. Todos miraban de reojo al nuncio para su reacción. Le preguntaron cómo se había sentido, exclamó: “No entiendo por qué todos los convidados me miraban a mí, un pobre y viejo pecador, mientras que mi vecina era mucho más joven y atrayente...”.