miércoles, 15 de mayo de 2013

LA MISA




Cuando Jesús se despidió de sus amigos les dijo: “Hagan esto en memoria mía”, es decir, repitan , vuelvan a hacer lo que yo acabo de hacer en mi recuerdo. ¿Qué había hecho Jesús? ¿Un discurso? ¿Una predicación? ¿Un culto? En parte sí, pero se refería a lo que acababa de hacer. Pronunció sobre el pan y el vino las palabras “esto es mi cuerpo” (estin to soma mou en griego ) y “esta es mi sangre” e hizo referencia a una Nueva Alianza. Lo que quiso Jesús que repitiéramos fue una cena, si esto es así en los lugares donde se ofrece culto a Cristo no deberían parecerse a un salón de clases o de conferencias a las que nos tienen acostumbrados ciertos predicadores llamados “cristianos” sino más bien a una casa donde hay una mesa y donde se come un pan, no que “significa” (como traducen los Testigos de Jehová) sino que es “el cuerpo de Cristo” Cito a Lucas 22,19-20: Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. (Hagan esto en memoria mía.» Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: «Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes».
Esta Cena del Señor, también llamada “fracción del pan”, se celebraba sobre todo el “día del Señor” es decir “el domingo” según Hechos de los apóstoles capítulo 20 versículos del 7 al 11; día en que se recogía una colecta en favor de los necesitados 1 Corintios 16, 2. San Pablo asegura que la copa y el pan que “BENDECIMOS” y del que participamos formando un solo cuerpo es una “COMUNIÓN” con el cuerpo y la sangre de Cristo en 1 Corintios 10, 14-17. Además San Pablo asegura respecto a esa tradición del Señor que él recibió y a su vez trasmitió, que cada vez que comemos de este pan y bebemos de la copa “estamos proclamando la muerte del señor hasta que vuelva y que es necesario acercarse a esa comida con dignidad en 1 Corintios 11, 23-27





Quien piense que la misa, tal y como la celebramos hoy fue algo inventado por la Iglesia Católica en la Edad Media no ha leído este escrito de San Justino mártir en el año 165, es decir, siglo II, 60 años después de que se terminó de escribir la Biblia: “El día llamado del Sol nos reunimos en un mismo lugar; se leen los comentarios de los apóstoles o de algunos de los profetas; luego, el que preside, exhorta y amonesta; se trae pan y vino; sobre ellos, el que preside eleva la acción de gracias; ese alimento sobre el cual se ha pronunciado la acción de gracias es la carne y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios encarnado; seguidamente tiene lugar la distribución de esos dones a cada uno de los presentes; los diáconos los llevan a los ausentes y los que tienen bienes en abundancia ponen a disposición del que preside, lo que les parece bien.” (Apología, Cap. 66)

Fracción del pan, cena del Señor, Eucaristía (que significa “acción de gracias” en griego) y misa son los distintos nombres con que se ha denominado esta “comida sagrada”. A partir del s. IV el nombre más frecuente es el de Misa, palabra que proviene del verbo latino mittere, que significa enviar. Es una forma derivada y vulgar de la palabra misión. Según enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1332, se denomina al sacrificio eucarístico con la palabra Misa 'porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (del verbo 'missio', enviar) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana'.