viernes, 4 de octubre de 2013

San Francisco de Asís

Francisco se despoja de sus pertenencias, ante su padre. Película Hermano Sol, hermana Luna


San Francisco (1181-1226) es sin duda uno de los más grandes santos de la Iglesia Católica. El nombre que quería para él su madre era Giovanni, pero su padre, comerciante de telas que importaba de Francia, decidió que su nombre debería ser Francisco. Nacido en una familia acomodada, era el alma de las fiestas y de los derroches juveniles de Asís, con todo lo que eso significa. Decepcionado de un fracaso en la guerra y después de una depresión que lo confrontó con la superficialidad de sus pertenencias, se despojó de sus riquezas y se retiró de su familia para servir de ahora en adelante a su único Rey, el Señor Dios, vestido como los pobres de su tiempo.

Vivió entregado a la oración, a la contemplación de la naturaleza y al servicio de los más necesitados, en especial a los leprosos de Asís. Decidió no tener otra norma en su vida que el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo de una manera radical. Se unieron a él varios jóvenes de la alta sociedad de Asís que también renunciaron a sus pertenencias conformando con el tiempo la primera comunidad de "franciscanos". Los "franciscanos", los "capuchinos" y las "clarisas" (por santa Clara, amiga de San Francisco) son distintas ramas de la vida religiosa inspirados en este santo.


Francisco siente el llamado de Dios de restaurar la Iglesia, al principio pensaba que se trataba de una iglesia material en ruinas, luego fue entendiendo que se trataba de la reforma de la Iglesia como institución


Recibió de Dios el encargo de "restaurar la Iglesia". Este llamado y su opción por los pobres, motivó al papa Francisco a elegirlo como su santo guía. Fue canonizado por la Iglesia Católica en 1228. Es patrono de los animales, del medio ambiente y los ecologistas y de los comerciantes (en particular fabricantes de telas, sastres y tejedores). Francisco llegó a tener tal intimidad con la naturaleza que le da categoría de “hermanos” a todos los seres de la naturaleza en su cántico de las criaturas, por eso se le llama el patrón de los ecologistas:

Cántico de las criaturas
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te corresponden
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.

Alabado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
él es el día y por él nos alumbras;
y es bello y radiante con gran esplendor:
de ti. Altísimo, lleva significación.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas:
en el cielo las has formado
claras, preciosas y bellas.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.

Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua,
que es muy útil y humilde y preciosa y casta.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche:
y es bello y alegre y robusto y fuerte.

Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la madre tierra,
que nos sustenta y gobierna
y produce distintos frutos
con flores de colores y hierbas.

Alabado seas, mi Señor,
por los que perdonan por tu amor
y sufren enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las sufren en paz,
pues por ti, Altísimo, coronados serán.

Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la muerte corporal
de la cual ningún hombre vivo puede escapar.
¡Ay de aquellos que morirán en pecado mortal!
Bienaventurados
los que encontrará en tu santísima voluntad,
pues la muerte segunda no les hará mal.

Alaben y bendigan a mi Señor,
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.


Después de muchas dificultades y tropiezos, Francisco viaja a Roma y recibe del papa Inocencio III 
la aprobación de su estilo de vida de seguimiento de Cristo pobre 
en comunidades al servicio de los más necesitados


El Papa Francisco quien escogió este nombre para su pontificado, visitó hoy junto al grupo de cardenales que con él inician la reforma de la Curia Romana, la población de Asís, donde san Francisco se despojó de sus pertenencias y rogó: "Te pedimos, Francisco, que nos enseñes a ser instrumentos de la paz”