lunes, 7 de octubre de 2013
El rosario y otros caminos
Hoy es lunes 7 de Octubre del 2013. Felicitamos a nuestros hermanos dominicos que hoy celebran la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y a todos los que veneran a María en sus advocaciones relacionadas con esta; Fátima, Chiquinquirá y el Valle, también a quienes encuentran en el rosario una forma de meditación de los misterios de la vida de Cristo que les ayuda a crecer en la fe, la esperanza y el amor.
Sin embargo, si eres una de esas personas a las que les cuesta este ejercicio de piedad, entonces ya somos tres, tú, yo y santa Teresita del niño Jesús, doctora de la Iglesia, quien prefería otros tipos de oración como la espontanea, o la cualitativa más que la cuantitativa. Lo que quiero decir es que en la relación con Dios no todos llevamos el mismo camino, ni estamos obligados a llevarlo y nadie puede atreverse a juzgar a ningún hermano porque éste prescinda de tal o cual práctica oracional, por muy querida que ésta pueda ser en la Iglesia.
En otros casos el rosario fue importante en un momento de la vida y con el tiempo esta devoción fue sustituida por otra. Lo importante es mantener la comunicación con Dios y el amor a la Madre, María de todos en sus distintas advocaciones. Para consuelo de los que llevan otro camino les dejo este texto de Santa Teresa del niño Jesús y de la Santa Faz, también conocida como Santa Teresita.
Historia de un alma: Capítulo XI
"¡Qué grande es, pues el poder de la oración! Se diría que es como una
reina que en todo momento tiene acceso libre al rey y que puede alcanzar
todo lo que pide.
Para ser escuchadas, no hace falta leer en un libro una hermosa fórmula
compuesta para esa ocasión. Si fuese así..., ¡qué digna de lástima sería
yo...! Fuera del Oficio divino, que tan indigna soy de recitar, no me siento
con fuerzas para sujetarme a buscar en los libros hermosas oraciones; me
produce dolor de cabeza, ¡hay tantas..., y cada cual más hermosa...! No
podría rezarlas todas, y, al no saber cuál escoger, hago como los niños
que no saben leer: le digo a Dios simplemente lo que quiero decirle, sin
componer frases hermosas, y él siempre me entiende...
Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada lanzada
hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús.
No quisiera, sin embargo, Madre querida, que pensara que rezo sin
devoción las oraciones comunitarias en el coro o en las ermitas. Al
contrario, soy muy amiga de las oraciones comunitarias, pues Jesús nos
prometió estar en medio de los que se reúnen en su nombre; siento
entonces que el fervor de mis hermanas suple al mío.
Pero rezar yo sola el rosario (me da vergüenza decirlo) me cuesta más que ponerme un instrumento de penitencia... ¡Sé que lo rezo tan mal! Por más que me esfuerzo por meditar los misterios del rosario, no consigo fijar la atención...
Durante mucho tiempo viví desconsolada por esta falta de atención, que me extrañaba, pues amo tanto a la Santísima Virgen, que debería resultarme fácil rezar en su honor unas oraciones que tanto le agradan. Ahora me entristezco ya menos, pues pienso que, como la Reina de los cielos es mi Madre, ve mi buena voluntad y se conforma con ella.
A veces, cuando mi espíritu está tan seco que me es imposible sacar un solo pensamiento para unirme a Dios, rezo muy despacio un «Padrenuestro», y luego la salutación angélica. Entonces, esas oraciones me encantan y alimentan mi alma mucho más que si las rezase precipitadamente un centenar de veces...".